jueves, 21 de mayo de 2009

NIÑO MARISCAL CHAPERITO

Walter PÉREZ TERREL
Título de la obra en español:
NIÑO MARISCAL CHAPERITO
Carátula: Fotos

Argumento: Músicos y Compositores.
Publicaciones:
Primera edición: agosto 2009 (edición rustica)


Walter Pérez Terrel
Licenciado en Ciencias Físicas y autor de textos, tesis, monografías y ensayos.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Facultad de Ciencias Físicas, Lima Perú.


GRUPO EDITORIAL “MEGABYTE”
RUC: 1084182709
ISBN: 0-291-68745-9



DEDICATORIA
• A mi abuela, a mi madre, a mi compañera, a mi hija, a mi hermana, a mi tía, a mi sobrina, a mi ahijada y a mi amiga.
• A todas las Mujeres.
• A la Mujer.

(La mujer, está donde le corresponde. Millones de años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad de corregir sus propios defectos.)


Prólogo del autor
Desde que era un niño escuché al Centro Musical “Lira Tarmeña” y las voces del dúo Lavado y Pizarro, asistí con mis padres muchas veces al desaparecido Plaza de Toros de Tarma, hoy coliseo Manuel A. Odría, en años 1964, 1965, … donde se podía ver y escuchar a los artistas vernaculares de todo el Perú.
En 1982 conocí a don Juan Lavado Castro, el popular “Ventanita”, en Lima, cuando dio un concierto en el teatro Municipal en compañía de don Adrian Solano Cruz que dirigía con acierto al Centro “Musical Lira Tarmeña”. Desde entonces estuve en todas las actuaciones de Ventanita y la orquesta típica “Lira Tarmeña”. He venido a Tarma a visitar a don Juan Lavado decenas de veces, conversábamos muchas horas sobre los músicos y compositores tarmeños. Me contó su trayectoria artística y me confesó su admiración artística por Daniel Rojas Rojas. Sentía orgullo de su amistad franca y sincera con el general Manuel Odría, recordaba su asistencia a Palacio de Gobierno el día del cumpleaños del “General”.
Don Adrian Solano Cruz, me contó la historia de la fundación de la “Lira Tarmeña”, su amistad con Antidio Rojas García, su repentina desaparición, el misterio de la muerte de Antidio.
También tuve amistad con Pablo Oropeza de la Cruz y Pablo Navarro Lovera, colegas y amigos de Antidio Rojas García, que posteriormente confirmaron la versión de Adrian Solano sobre la causa de la muerte de Antidio Rojas García.
Me motiva esta publicación el compromiso moral con don Juan Lavado y don Adrian Solano, que dedicaron su vida en favor de la música tarmeña.
Los niños y los jóvenes tarmeños, tienen una herencia cultural que cuidar y desarrollar. Ningún otro pueblo tiene representantes ilustres como José Gálvez Barrenechea y Adolfo Vienrich de la Canal, menciono a dos de muchos otros. Los tarmeños tenemos razones suficientes para sentirnos orgullosos de nuestro pasado en los que se refiere a la música, a las danzas y nuestras tradiciones.

“Niño Mariscal Chaperito”
(Niño Jesús, Niño Dios)




Dedicatoria: A Raúl Terrel

Pido a las niñas y los niños que me perdonen por haber dedicado este libro a una persona mayor. Pero tengo una excusa muy poderosa: esta persona mayor es el mejor amigo que he tenido, fue mi segundo padre después de perder a mi verdadero padre. Y tengo otra excusa: ésta persona es capaz de comprenderlo todo, hasta los libros para los niños. Y aún tengo otra excusa: esta persona vive en Perú, donde sufre del mortal cáncer a los pulmones. Por lo tanto, tiene gran necesidad de ser con solada. Si no fueran suficientes estas disculpas, entonces deseo dedicar este libro al niño que en otro tiempo fue esta persona mayor. Todas las personas mayores fueron antes niños (aunque pocas de ellas lo recuerdan). Rectifico, pues, mi dedicatoria:

A Raúl Terrel
(cuando era niño)




“Niño Mariscal Chaperito”

UNO

El 29 de junio, en el cerro “San Cristóbal” en la ciudad de Tarma, con mi madre y mi hermana, observamos el cielo azul iluminado con estrellas. Para pasar el tiempo apostaba a mi hermana menor a encontrar la estrella más brillante en el cielo.

En otras noches cuando estaba solo me imaginaba figuras en el cielo, formada por las estrellas que me servían de puntos en el inmenso plano azul. Para observar las estrellas sólo bastaba salir al patio de la casa patriarcal en el cerro “San Cristóbal” que me servía de observatorio. Mirar al cielo iluminado es un espectáculo que te llena de gozo, especialmente en los meses de mayo y junio, el cielo de Tarma es limpio y majestuoso.

“Mi Tarma ciudad hermosa,
cautiva los corazones,
lo digo porque nací en esta tierra
lo digo porque nací bajo su cielo”.


Cierta noche le confesé a mi mamá, que había observado la fisonomía de nuestro Señor Jesucristo (Taita Cristo) en el cielo, y mi mamá miró al cielo, pero no vio nada, intento varias veces y no pudo ver el icono de Jesucristo. Ella me dijo:

-Yo no veo nada, debes estar soñando con los ojos abiertos.

Y le respondí:

- Mamá, te juro que yo puedo verlo siempre que lo necesito, después de una oración sincera, y a veces lo veo acompañando de su madre la virgen María.

Y ella me dijo:

- Me estas tomando el pelo, le diré a tu papá que te lleve a un oftalmólogo.

En verdad nadie me tomó en serio, ni mi familia, ni mis amigos, tampoco las personas mayores, siempre que hablaba de estrellas en el cielo, se burlaban de mí. Mi padre me aconsejó que estudiara Matemática, Comunicación y Geografía. A mi corta edad de siete años, abandone la magnífica carrera de Astrónomo o posiblemente de Astrofísico. Me sentía desalentado por el fracaso de mis observaciones. A las personas mayores les cuesta mucho comprender las cosas simples por sí mismas, y un niño no tiene la capacidad de explicar con propiedad las leyes de la naturaleza. Las personas mayores siempre buscan explicaciones convincentes y detalladas.

Tuve que aprender otro oficio, y me dedique a estudiar Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Nacional de Ingeniería en la ciudad de Lima. Cuando cumplí 25 años me dedique a los vuelos comerciales como piloto de avión, desde entonces volé por todo el mundo, podía diferenciar a golpe de vista la pampa de Nazca en Ica y el desierto de Sechura en Piura, en verdad saber Geografía me sirvió mucho. Es muy útil saber Geografía del Perú y del Mundo, especialmente cuando uno se pierde de noche en el cielo plomizo de Lima.

Cada vez que conocía una persona mayor con muchos grados académicos, me emocionaba y les hablaba de las estrellas en el cielo, y de las figuras que yo veía cuando era niño, y me contestaban:

- En el cielo no hay nada humano, sólo estrellas, planetas, asteroides, cometas, polvo cósmico y plasma.

Entonces me ponía a su nivel y les hablaba de política, del color de sus corbatas, de los autos de carrera, del vino, del pisco, de la fiesta taurina, de fútbol y de mujeres. Y las personas mayores se quedaban muy satisfechas de haber conocido a un hombre culto, razonable y progresista. Para las personas mayores, soy un triunfador, que sólo le falta tener esposa e hijos pero no más de dos, pues para las personas mayores un niño es un lastre en el desarrollo académico y profesional.

Viví así, solo, sin tener a nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que hace cinco años tuve una descompostura en el motor de mi avión en el desierto de Sechura en el departamento de Piura. El motor del avión necesitaba un cambio de aceite de urgencia. Como no me acompañaba un ingeniero mecánico, ni pasajero alguno, me dispuse a hacer yo solo la tarea de cambiar el aceite al motor, tarea difícil, pues el motor de un avión es bastante grande comparado con el motor de un automóvil. Para mí era cuestión de vida o muerte, apenas tenía agua y comida para cinco días.

La primera noche dormí sobre la arena, a doscientos kilómetros de distancia de cualquier lugar habitado, soñé estar tomando una chicha morada helada bajo un árbol de algarrobo. Me sentía como un náufrago en una balsa en medio del océano pacifico, mi sorpresa fue grande cuando al día siguiente, me despertó un grata vocecilla de un niño que decía:

- ¿Eh?, amigo, ¿te gusta mirar a las estrellas?

Agrego diciendo:

- Te invito esta noche a mirar las estrellas, te enseñaré la osa, el caballo, el tigre, el gladiador romano y otros más.

Me levanté de un salto, con el reflejo de un felino, me acaricié la cara con fuerza para despertarme, miré y descubrí a un hombrecito pequeño, es decir un niño que vestía con uniforme de soldado napoleónico y me observaba sin temor, es más diría muy confiado de la situación en que nos encontrábamos. Y me volvió a preguntar:

- ¿Eh? amigo, ¿te gusta observar a las estrellas?

Para iniciar el diálogo le respondí afirmativamente con la cabeza moviendo hacia arriba y hacia abajo. Este niño tenía la autoestima muy elevada, no parecía perdido, ni cansado, ni muerto de hambre, ni de sed, ni sentía miedo. Pero yo quería una explicación de éste niño. Y volvió a invitarme a observar estrellas en la noche, diciéndome:

- Te invito esta noche a observar las estrellas, te enseñaré la osa, el caballo, el tigre, el gladiador romano, a Jesucristo y a la virgen María.

Pero cuando al fin pude ordenar mis ideas le dije:

-¿Qué haces aquí niño…tan lejos de la ciudad?

Como se tratase de una cosa muy seria, repitió lentamente y fuerte:

- ¿Te gusta mirar a las estrellas?

Luego con voz suave agregó:

- Esta noche el cielo se pondrá azul para observar estrellas, tengo un registro de diez mil figuras, el que más me gusta es: “el guerrero huyendo en su caballo cogiendo a su novia de la cintura”.

Ante la insistente invitación de éste niño, acepté, de pronto recordé cuando yo era niño, cuando veía las estrellas en el cielo azul de Tarma, me conmovió con sus primeras palabras este niño que parecía ser soldado del ejército francés en los tiempos del famoso Napoleón Bonaparte, de cabello rubio y ondulado, vestido impecablemente. Me recordaba a las fiestas patronales en la provincia de Canta en el norte de Lima. El Niño Mariscal Chaperito, es el santo patrón de pueblo de Canta. El niño sin perder la calma y sin importarle mi asombro me miró a los ojos y me dijo:

- ¿Cuántas figuras has logrado observar en el cielo? ¿Qué figura te gusta más? ¿Te gusta observar la Cruz del Sur?

Entonces me emocioné, casi no podía hablar, se me hizo un nudo en la garganta y le dije:

- Cuando tenía siete años identifique en el cielo, la cacerola, la osa, el tigre, el caballo, a Jesucristo y la Virgen María, pero por la incomprensión de las personas mayores no pude registrar más figuras en el cielo.

Y el niño me respondió:

- Que pena que conozcas tan pocas figuras, te falta miles de figuras por identificar.

Cuando empecé a revisar el motor, encontré dañado la hélice del ventilador y el trabajo fue mucho más grande, pero mientras yo trabajaba el niño me narraba como había descubierto cada figura en el cielo, no permitía que le haga muchas preguntas, sólo podía preguntar por el nombre de estas figuras. Descubrí que cada figura tenía un nombre y un código, por ejemplo el caballo era de código 118 y la cruz del sur de código 3547, y también registraba las fechas. Éste niño es extraordinario, está dedicado a tiempo completo al registro de figuras del cielo. Al terminar el día, tuve que asearme para observar estrellas en la noche.

Ésta noche el cielo de Sechura estaba limpia e iluminada. Me enseñó muchas figuras en el cielo diciéndome el nombre y el código de cada uno de ellos, por momentos se sentía nostálgico el niño, cuando recordaba el contexto como había descubierto cierta figura en el cielo. Encontré en este niño a un amigo que no pude tener en mi niñez, pues creo que nunca olvidaré a este niño que cayó del cielo. Desde el primer momento lo traté como a un angelito que cayó del cielo, y con mucho cariño le dije:

- Tú eres el “Niño Mariscal Chaperito”.

El niño de cabello rubio y ondulado, con uniforme militar francés, al estilo de Napoleón Bonaparte, me miró a los ojos y sonrió levemente con deleite y luego giró la cabeza con dirección al cielo. Desde este momento me dirigí a él diciéndole: “Niño Mariscal Chaperito”.


DOS

El “Niño Mariscal Chaperito” era impertinente, no dejaba de hacerme preguntas, sobre las estrellas y las figuras en el cielo, pero parecía nunca comprender las preguntas que yo le decía. De cada respuesta breve que daba pude descubrir difícilmente el secreto.
Tardé mucho tiempo en comprender de donde venía este niño rubio de cabello ondulado, a quien empecé tenerle afecto.
El Niño Chaperito estaba de visita en la Tierra, venía sin duda de un asteroide o planeta muy pequeño comparado con la Tierra. Cuando por primera vez vio mi avión, me interrogó:

- ¿Qué es esa cosa?

Molesto le dije:

- Esto no es una cosa. Esto vuela, es un avión, es Mi avión.

Me sentí muy orgulloso, como los adultos en la Tierra, cuando le explicaba cómo funcionaba el motor de mi avión y como podía volar por el cielo.
Y el Niño Chaperito de pronto dijo:

- ¿Has caído del cielo con esta cosa?

Le respondí afirmativamente:

-Si.

Le contesté con modestia, me costaba mucho no perder el control.

-¡Qué divertido!

El Niño Chaperito lanzó una simpática carcajada que, no obstante, me irritó mucho. Pues como persona adulta quiero que mis desgracias se tomen en serio. Después añadió:

- Entonces, ¿tú también llegaste del cielo? ¿De qué planeta?

Entonces pude deducir que el Niño Chaperito estaba de paso por nuestro planeta. Sin contener mi emoción le pregunté bruscamente:

-¿Vienes de otro planeta? ¿De qué planeta amiguito?

No me respondió, y giro su cabecita en dirección de mi avión y lo observó detenidamente como quien quisiera saber cómo puede volar por el cielo este aparato de metal tan grande y pesado. Luego me dijo:

- En esto (avión) no es posible que hayas venido de muy lejos…

Y parecía que recordaba a su planeta, a su casa, a su familia, miró al cielo lanzando un suspiro.

Sentía curiosidad por saber de dónde venía el Niño Chaperito, me esforcé por saber más.

- Niño, ¿de dónde vienes? ¿Dónde está tu casa? ¿A dónde viajas?

Pero el Niño Chaperito no contestaba de inmediato. Después de meditar en silencio me contestó:

- Vengo de un asteroide muy pequeño, le llaman el asteroide WPT-2331 esto se encuentra registrado en el gran libro galáctico. Mi casa se encuentra en éste asteroide. Estoy viajando por toda la Galaxia buscando la figura del “mono” de código 798, es posible que esta figura se haya perdido para siempre. Estoy de regreso a casa.

El Niño Chaperito se calló, agacho la cabeza y lloró en silencio. Esperé un momento dándole tiempo para que se calmara y le pregunté:

- ¿Por qué es importante esta figura para ti?

Ya calmado me respondió así:

- Esta figura lo descubrió mi padre cuando era un niño. Pero tres estrellas que formaban esta figura ya no existen, han colapsado. Esta figura es un recuerdo de mi familia, es muy importante para mí, espero que comprendas la falta que me hace.

No sabía que decirle para consolarle, le agarre sus manitos y lo abrasé como un padre abraza a su hijo.


TRES

Así supe que el Niño Chaperito era una persona muy sentimental y espontánea, que conocía mucho de Matemática, Física, Química y Astronomía. El asteroide donde vive es muy pequeño, que no es muy conocido por los astrónomos de la Tierra.

Recordemos, al astrónomo italiano Galileo Galilei (1564 – 1642) que fue el primero en la historia de la humanidad, en dirigir al cielo el telescopio, descubriendo todo un conjunto de nuevas estrellas; demostró que la Vía Láctea se compone de un gran número de estrellas; descubrió los satélites de Júpiter, las manchas solares, la rotación del Sol; estudió la estructura de la superficie lunar. Galileo era partidario activo del sistema heliocéntrico de Nicolás Copérnico, prohibido en aquellos tiempos por la iglesia católica. Las persecuciones por parte de la inquisición amargaron los últimos años de vida de este célebre sabio. Así son las personas mayores, sólo esperan escuchar lo que les conviene, entonces, la verdad incomoda.

Cuando un astrónomo descubre un nuevo planeta o asteroide le da un código por nombre, por ejemplo el “asteroide DPC-7442”.

El asteroide de donde viene el Niño Chaperito fue descubierto por el astrónomo Inca Umancocha, en el Cusco, en 1530 d.C. con ayuda de un telescopio. El astrónomo comunicó su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó debido a su manera de vestir, por su cultura inca y no hablaba el español. Pero afortunadamente para el asteroide WPT-2331 los incas fueron conquistados por europeos, y todos deberían tener un Dios, y vestirse como los conquistadores europeos y hablar en español. Posteriormente el Inca Umancocha, dio cuenta del descubrimiento del asteroide WPT-2331 en 1540 d.C., como vestía como europeo y hablaba en español todo el mundo le creyó. Así son las personas adultas, les impresiona mucho la forma de vestir y hablar. Si ahora describo al asteroide WPT-2331 es para satisfacer a las personas mayores. A estas les gustan los números y los códigos más que nada. Cuando les hablas de un nuevo amigo nunca preguntan: ¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Qué música prefiere escuchar? ¿Qué hace en su tiempo libre? ¿Colecciona mariposas? ¿Qué libro ha leído últimamente?; pero en cambio preguntarán: ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuántas tarjetas de crédito tiene? ¿Dónde vive?, solamente así consideran que lo conocen bien.

Si a las personas mayores le dices que: “He visto una casa preciosa, junto al río, de ladrillos color naranja, con un jardín lleno de rosas y palomas en los tejados”, nunca llegarán a imaginarse como es ésta casa. Para que se imaginen tenemos que decirles: “He visto una casa que vale un millón de dólares”, entonces si exclamaran entusiasmados: “¡Oh, qué casa tan hermosa!”

Si le decimos a las personas mayores: “La prueba de la existencia del Niño Chaperito consiste en que es un ser encantador, inteligente, emotivo, que reía y que tiene un registro de diez mil figuras en el cielo”, encogiéndose de hombros nos responderán que son explicaciones para niños.

Ahora bien si le decimos que: “El Niño Chaperito vino del asteroide WPT-2331”, quedaran todos satisfechos y te considerarán un hombre culto. Las personas mayores son así, y no hay razón para reprocharlos. Los niños del mundo tienen que perdonar por todo esto a los adultos.


CUATRO

El Niño Chaperito es un ser afectivo, perspicaz y seductor, que se preocupaba mucho de las estrellas grandes y las estrellas pequeñas. En la vía Láctea están detonando las estrellas pequeñas y las gigantes se expanden como un globo para luego contraerse por efecto gravitacional hasta transformarse en agujeros negros. Este fenómeno le pone triste al Niño Chaperito, pues es como perder piezas de su rompecabezas, pues le faltarán estrellas para formar las diferentes figuras en el cielo. Cada vez que sucumbe una estrella el Niño Chaperito se pone melancólico y sufre, entonces busca las puestas de Sol.

El tercer día a las 12:00 horas de dijo:

- Me encantan las puestas de Sol, vamos a ver una.

Pero era medio día, imposible ver el ocaso del Sol.

- Tendremos que esperar…

Sorprendido me respondió:

- ¿Qué tenemos que esperar?

- Pues que el Sol se ponga.

Mi respuesta le ha dejado muy sorprendido al Niño Chaperito. Después se rió de sí mismo y dijo:

- Siempre creo que estoy en el patio de mi casa.

Pues en efecto todos sabemos que cuando el Sol se oculta en el Perú en el mismo instante está amaneciendo en China, el planeta Tierra gira a razón de 15 grados sexagesimales cada hora, es decir da una vuelta en 24 horas. Si vuestra casa estuviera en Tarma, estaría recorriendo 1 600 km en cada hora aproximadamente. Pero en el asteroide del principito le bastaría trasladar la silla unos cuantos metros (seis metros) para completar el crepúsculo cada vez que lo desea.

El Niño Mariscal Chaperito se puso triste y me confesó:

- Un día vi la puesta de Sol cuarenta y siete veces. Cuando uno está realmente triste le gustan las puestas de Sol.

Y le pregunté:

-¿Estabas muy triste el día que contemplaste las cuarenta y siete puestas de Sol, verdad?

Y me dijo con voz débil:

-Ese día me enteré que explotaron tres estrellas pequeñas, transformándose en enanas blancas; y una estrella gigante se transformó en “Agujero Negro”. Perdí ocho figuras de mi colección.

El Niño Chaperito se quedó callado y después me describió su asteroide:

- Mi asteroide es un cuerpo esférico que tiene un radio de 24 metros y gira a razón de 15 grados sexagesimales cada hora, mi casa que se encuentra en la zona ecuatorial, recorre 6 metros cada hora.

CINCO

Finalmente terminé con la reparación del motor del avión, después de cinco días de trabajo con la grata compañía del Niño Chaperito. De pronto le dije:

- Sabes amiguito que me gustaría quedarme más tiempo contigo observando las estrellas, pero es imposible, tengo que regresar, en el aeropuerto me esperan para seguir haciendo mi trabajo.

Y le pregunté:

- ¿Tienes papá y mamá?, ¿Tienes hermanas?, ¿Tienes hermanos?

El Niño Chaperito no contesto, se puso triste y agacho su cabecita. Me arrepentí de haberle hecho esa pregunta, pero sentía curiosidad de saber más sobre él. De pronto escuché que cantaba una canción muy triste, como el yaraví, como los huaynos de Tarma, cuyas letras dicen:
I
Yo no tengo madre
yo no tengo padre
yo no tengo hermanitas,
estoy solo en este mundo.
II
Vivo solo sin padre
vivo solo sin madre
vivo solo sin hermanas,
estoy solo en este mundo.
II
La Luna es mi madre
el Sol es mi padre
y las estrellitas son
mis hermanitas.


Cantó con un sentimiento celestial, mirando al cielo, mientras le contemplaba. Ésta canción me puso nostálgico…y lloré, porque yo también soy huérfano de padre y de madre, y tampoco tengo hermanas ni hermanos vivos. Nos quedamos quietos en silencio un largo intervalo de tiempo. Poniendo mucho valor, me acerqué, le di un apretón de manos y le dije:

- Eres el amigo que siempre esperé tener, nunca te olvidaré.

Pero al Niño Chaperito no le gustan las despedidas. Muy triste, esforzando una sonrisa leve me dijo:

- Hasta pronto señor.

Y yo le respondí:

- Te extrañaré estimado amiguito, cuídate mucho, espero vernos algún día, adiós.

Mis compañeros de la aviación comercial que me recibieron en el aeropuerto “Jorge Chávez” de Lima mostraron alegría por volverme a ver vivo. En cambio yo me sentía triste, pero les decía: “es el cansancio”.

Cuando miro al cielo, todas las noches, pienso en el Niño Mariscal Chaperito. ¿Faltará alguna estrella?, porque si una estrella faltara, el Niño Chaperito, se pondrá muy triste.

¡Ninguna persona mayor comprenderá nunca que esto tenga tanta importancia!

Hey amigo lector, te digo, si algún día viajas al desierto, y un niño se acerca, si ríe, si tiene el cabello rubio y ondulado como el Niño Jesús, si no contesta cuando se le pregunta y te invita a observar estrellas en la noche, adivinaras quien es. Sea amable con él, es el mejor amigo que he tenido. No olvides de enviarme un mensaje pronto, pues el “Niño Mariscal Chaperito” ha vuelto a la Tierra otra vez…

EPÍLOGO

De esto hace ya cinco años…nunca había contado ésta historia. Hoy he cumplido 45 años, y hace 5 años que se fue mi amigo. Mi corazón siente una gran pena ante estos recuerdos, estoy escribiendo estas líneas con llanto en los ojos. No siempre se tiene un amigo como el Niño Chaperito, intento describirlo lo mejor que puedo y lo hago solamente para no olvidarlo. Produce mucha tristeza olvidar a un amigo. El Niño Chaperito tenía gran necesidad de tener un amigo, y yo también. No todas las personas tienen un amigo sincero.

Yo, no quiero ser como las personas mayores, que sólo piensan en números y códigos, por eso he comprado una caja de colores y varios cuadernos de dibujo para hacer un registro de las diez mil figuras que el “Niño Chaperito” me enseñó a identificar en el cielo. Me miro al espejo y me veo como una persona mayor, pero tengo el corazón de un niño, que tiene la necesidad de tener un amigo como el “Niño Chaperito”.

He pensado mucho en mi encuentro con el “Niño Chaperito”, tengo la certeza que fue el “Niño Dios”, el “Niño Jesús” (niño Jesucristo vestido con uniforme militar), que me ayudó a arreglar el desperfecto en mi avión, es decir me salvó la vida. Te digo con respeto, Niño Mariscal Chaperito, tú que llevas la contabilidad de las estrellas del Cielo, te pido que vigiles a la estrella de Belén. He tomado la firme decisión de hacerle una fiesta patronal en mi barrio del cerro “San Cristóbal” en Tarma, los días 7, 8 y 9 de enero de cada año, como muestra de mi gratitud al Hijo Unigénito del Padre Celestial. Desde hoy, te digo, Niño Mariscal Chaperito serás para mis paisanos el “Niño Jesús de Tarma”.

Con mis ahorros le haré una mayordomía, el 7 de enero será la víspera donde las mujeres adultas y ancianas prepararán la cruz adornado con arrayán, geranio, alhelí, airampo, rima-rima y otras flores nativas; harán arreglos florales y macetas para adornar la iglesia; sacrificarán a los cuyes, conejos, carneros y cerdos para el banquete del día siguiente. En la noche del día 7 se quemaran castillos artificiales, se lanzaran cuetes y bombardas y se realizará una corrida con toros hecho por los mejores pirotécnicos de la ciudad de Huánuco. El día 8 de enero en la mañana se realizará una misa en la iglesia de “Santa Ana”, luego pasaremos a la casa del mayordomo para almorzar, de entrada se servirá un agradable menestrón y luego el sabroso picante de cuy, y después bailaremos al compás de la banda de músicos “Santa Cecilia de Acolla”, en el atardecer llevaremos la cruz al recinto del santo patrón “San Cristóbal”.
El día 9 de enero el mayordomo ofrecerá un desayuno con tamales y café de Chanchamayo a los invitados y al público en general, y a medio día convidará una pachamanca y luego iremos a la cumbre del cerro a bailar el tradicional “corta monte” animado por la orquesta típica “Selección Tarma” dirigido por el violinista Hilario Guadalupe Arellano.

Después de una oración sincera al “Todopoderoso”, he tenido un sueño, una revelación: El primer año el “Niño Chaperito” saldrá en brazos de su madre la Virgen María, en procesión vestido de soldado peruano, el segundo año se vestirá de cadete, el tercer año se vestirá de teniente, el cuarto año de capitán, el quinto año de mayor, el sexto año de comandante y así sucesivamente hasta alcanzar el máximo grado, el de Mariscal en el Ejército Peruano. Posteriormente regresará a soldado raso para completar otro ciclo de ascenso con todos los honores. El Niño Chaperito es el protector del ejército del pueblo peruano. “Así está escrito y así se hará.” Amén.

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